domingo, 28 de abril de 2013

Cansancio.

¿Has sentido ese mal? Ese mal que va más allá de todo y de la nada.
En dónde tenés un nudo en la garganta y en la mente que no te impide pensar... No te deja sonreír.
Insuficiencia. Siempre podrás ser mejor de lo que eres ahora, sin embargo yo no puedo cambiar. No dejo de ser egoísta, masoquista y desagradecida.
Confusión de la mayoría de las cosas. El por qué de tu existencia, la de los demás. La de esa persona en concreto.
Desesperación. Vacío... pero ese vacío pasiblemente extraño en el cual, uno se termina acostumbrando. Pero simplemente, después llega el momento en donde el propio hueco en el pecho empieza a doler. Y arder... Como cuando agarras una hoja y quemas sus esquinas y lados. Quema el contorno y nunca llega al medio.
Quiero irme. Dejar la escuela, después de todo la odio. Odio levantarme temprano después de dormirme tarde, odio crear una máscara superficial de mí, que no engaña a nadie. En el pasado me mentía a mi misma, ahora poco a poco el efecto va desapareciendo. Se esfuma como la niebla. Poco a poco mi vista vuelve a la normalidad como despertarse después de un sueño. Odio tener que estudiar cosas que no me interesan en lo absoluto. Odio tener que ver la cara de la "gente adulta". Odio tener que soportar la hipocresía de mis compañeros.
Aunque reflexionandolo bien, yo también lo soy. Quizás sea la más hipócrita del curso.
Quiero desaparecer. Puedo imaginarme... tomando lo que más necesito: unos libros, un reproductor de música y yo misma. Esa "yo" que no conozco por completo y nunca llegaré a conocer.
No quiero preocuparme por el mañana.
Ni por el pasado que me seguirá en cada paso que dé, sencillamente puedo decir que ahora estoy estancada. Que a mi pasado no lo tengo detrás, lo tengo en la espalda. Pegada, mis pies pegados al suelo y mi cabeza gacha.
No quiero preocuparme por el futuro. No quiero afrontar nada de lo que se viene.
No quiero escuchar los comentarios que no me interesan o son estúpidos... tampoco los que tienen sentido.
Quiero no escuchar nada, simplemente el de la brisa y las hojas bailando con el viento.
Quiero sentir el sol. Ese sol que es débil, ese en donde su luz es débilmente hermosa. En donde cada rayo se entremezcla con mi piel, con mi maquillaje y mis poros. En donde me dé calidez, ya que siempre estoy fría.

Lo irónico es que pensar en lo que me haría bien me carcome...
Me consume.

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Sí, mi corazón es un lugar muy espacioso aunque lo niegue.