domingo, 7 de abril de 2013

Tum, tum, tum.
Algo asombroso.
Pensé que lo había perdido. O por lo menos, que nunca había existido. Creí que simplemente era un órgano. Uno que era tan importante para la vida. La vida real. Un órgano que palpita y bombea sangre, nada más.
Bueno, sigo creyendo lo mismo. Aunque ahora lo siento diferente.
Siento esa confusión en la mente.
Ese palpito irrevocable cada vez que veo algo nuevo.
Siento las manos sudadas y las piernas temblorosas.
Y el miedo.
Demasiado miedo. Porque es irreal.
Ese sentimiento es irreal. Yo soy irreal. Él también.
Es imposible. No miento, digo la verdad. Por qué lo único que tengo en claro ahora es que volví a ser la niña estúpida que ama de la nada y quiere del todo  ¿Obsesión tal vez? Simplemente estoy rogando de que sea eso. No me siento preparada, no lo estoy. No quiero pasar por todo esto otra vez... en vano.
Porque alternativas no tengo, las esperanzas desaparecieron y las ganas se fueron.
Prefiero el silencio. Y este silencio no se va a notar. Nadie lo va a hacer, porque como ya dije, nunca va a suceder. Prefiero que se pase solo, porque sé que lo hará. Con él tiempo, y no será mucho lo aseguro.
¿O lucho?
No lo sé. Es muy difícil.  Es tan complicado que duele en solo pensarlo. Se ve tan lejano.... creí que nada era tan imposible en esta vida pero parece que me he equivocado. Veo que por desgracia, está ahí; dispuesta a crear un herida y echarle sal en cada oportunidad que tenga. Veo que estará preparada para darme un codazo en el estómago en cada ocasión que suceda. 

Yo no quería esto.

No quería nada de esto.

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Sí, mi corazón es un lugar muy espacioso aunque lo niegue.