El acto más valiente que puede hacer un ser humano es aceptar. Reconocer las cosas que fueron y las que no pueden ser, poder ser feliz reconociendo que a pesar del dolor que uno siente, se podría estar peor. Pero no hay nada más imponente que ver pasar por tus ojos la cosa que podría haber sido tuya, pero sin embargo no lo fue. Ver pasar por tu corazón un gigantesco error que permanecerá marcado por el resto de tu vida.
Quizás al aceptar también se libera un gran peso en nuestra alma, algo que siempre considerábamos posible a nuestra vista pero a la de las demás era más que improbable. Pero sin embargo siempre estará la culpa de realizar las cosas de manera incorrecta.
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